Me enamoré.

Al verlo no sentí mariposas, no me sonrojé, no se me aceleró el corazón y hasta lo ignoré... Fui un encuentro como cualquier otro, tenía tiempo sin verle, había cambiado, era más alto, su cabello era largo, su voz era más gruesa pero en fin, un amigo más... En una noche hablamos de todo, inclusive me contó que su corazón le pertenecía a una niña quien no le prestaba atención (Típica historia entre mis conocidos)... Yo le comenté que estaba confundida, que quería a alguien pero no sabía si arriesgarme o no... Y así pasó esa noche, justo después de irse un mensaje llegó a mi teléfono, era él... Deseándome buenas noches, nadie lo hacía desde hace algún tiempo atrás y hasta sonreí pues me pareció un lindo gesto...

Al día siguiente este chico apareció de nuevo en la puerta de mi casa, se había tomado muy en serio eso de 'Me tienes olvidada, deberías de visitarme más seguido'; era literal pero muy bonito de su parte haberlo hecho... Ya habíamos pasado el protocolo normal, en ese momento luego de haber pasado HORAS, nos tratábamos como amigos del alma... Jugamos entre sí, reíamos sin parar, escuchábamos música, la pasamos genial...

Así pasaron 2 semanas, visitas todos los días, mensajes de textos, publicaciones en el muro del facebook, sesiones en messenger, videollamadas... De todo sólo para seguir en contacto... Cuando no me escribía me sentía extraña y cuando lo hacía el corazón me palpitaba rapidito, ¿Debía de preocuparme?... Mm, ¡Si! Aquello no era normal en mi...

 Y ahí empezaron las interrogantes:

-¿Por qué me molestaba si alguien más le escribía?
-¿Por qué de un momento a otro desee ser esa chica que se robara su corazón?
-¿POR QUÉ?...
-¿Por qué ya ni estaba pendiente del chico que según yo quería?...
-¿Qué me pasa?...

Hasta que después de tanto pensarlo, me dí cuenta que soñar con él era agradable, mis sonrisas tenían su nombre, ver sus fotos en mi teléfono hacía que sonriera como una tonta y caí en cuenta que me había enamorado de la manera más inusual posible... Con él quería arriesgarme así las cosas no salieran como deseara, lo tenía que intentar, no me quedaría imaginando cuan lindo hubiese sido lo nuestro... Y aunque él no sintiera lo mismo por mi, yo tenía que luchar por lo que sentía...
 


Y así, 928 días han pasado desde que despierto pensado en él, aún sigo enamorada como la primera vez, suspirando en cada esquina y escribiendo su nombre en un papel.

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