La niña de los ojos claros.

Tenia tiempo sin sentir la absurda necesidad de levantarme a escribir, pero alguien vino a perturbar mi tranquilidad.

Solía tener encuentros de un rato con una amiga desde hacía años, era sólo físico, yo nunca involucré sentimientos, mi amiga decía que yo no tenía corazón y ya me lo estaba empezando a creer... Hasta que alguien llegó, no quería escribir sobre ella porque la iba a inmortalizar en mis letras, pero ¿cómo hacia si ya se me había metido en el corazón?... 

No recuerdo haberla visto en mi facultad nunca, pero ahí estaba con una bonita sonrisa en la planta baja de mi edificio, tuvimos un inconveniente con los resultados de un examen, pero como buen caballero que soy, le di la razón y le dejé que lo anulara... al fin y al cabo no quería que me llamaran tramposo. Ella me acompañó a la práctica de fútbol de unos compañeros de clases ahí mismo en la universidad porque le gustaban las piernas de un amigo. Yo siempre he sido una muralla, no dejo entrar a nadie a menos que este interesado y ella no me interesaba, menos si por ella habían cancelado mi examen, así que mientras veíamos la practica ella hizo varios comentarios de cualquier cosa y yo sólo respondía con monosílabos... 
Quiero que creer que Dios tiene un buen sentido del humor y  me hizo pensar en ella para formar parte de un equipo de fútbol femenino en otra universidad, me pareció una buena idea, un amigo la mencionó, me dieron su número, le escribí y luego la llamé, ella accedió y creo que fue ahí donde se me enredó todo.

Empezó a preocuparse por mi, a escribirme todo el tiempo, empezó a llamarme y empecé a sentir la necesidad de verla, de escribirle, de saber que hacia y con quien, se empezó a abrir conmigo, me contó muchas cosas de su vida y empecé a crear un mapa mental de todo lo que me decía... cuando omitía nombres lo deducía por todo lo que ya me había dicho, a ninguna otra mujer le había prestado tanta atención en mi vida, no había querido que otra mujer antes me contara su historia y de ella podía escuchar lo que quisiera contarme, su voz era fabulosa, la vez que me mandó un vídeo quedé fascinado, quería sacarla de la pantalla y comérmela a besos muy a pesar de que nunca había probado sus labios, en dos oportunidades antes de ese vídeo pude haberlo hecho, pero no quería pecar con la niña de los ojos claros. Una vez me invitó al cine y pensé en negarme pero moría de ganas por verla, en el cine la tomé de la mano, me sentía extraño pero quería tocarla, quería sentir su contacto, quería besarla pero era nuestra primera salida y no era lo correcto... ¡Yo, pensando en lo correcto!. El segundo intento de besarnos pasó luego de comernos un helado, es decir, ¿por qué el helado nos pone más melosos? Gracias a Dios que esa mujer es la adulta responsable de la situación porque yo hubiese pecado... y con muchísimo gusto.

Ahora bien, dicen que la tercera es la vencida y el beso que había estado buscando lo encontré en una noche de confesiones... me encantaron sus besos, no quería separarme de ella nunca. Repetimos besos y caricias un largo rato, ella quería que durmiera con ella y no lo iba a hacer, ¡Yo no duermo con nadie!, sin embargo me miró y no pude negarme a su petición, me quedé dormido al instante lo cual es sumamente extraño pero no tenía que involucrarme sentimentalmente con ella, así que luego de dos o tres horas de sueño, me levanté y la dejé durmiendo sola. Me dije que eso no podía volver a pasar, pero volvió a pasar... Ya no podía tener un momento donde no la tuviera en la mente, esa mujer se me estaba metiendo en la piel.

Otro día la invite a salir y si hubiese sabido que me iba a morir de los celos, la dejo en su casa, no recordaba cuando había sido la ultima vez que los había sentido pero lo que no podía hacer era controlarlos, estaba enojado con ella, me sentía estúpido por haberme fijado en ella, era una mujer fantástica, era llamativa, era preciosa, era mía... y estaba coqueteando con un amigo o bueno, mi amigo con ella y me sentí desplazado, lo triste del asunto es que mi amigo y ella se iban a quedar a dormir en mi casa... al llegar de nuestra noche de copas y baile, sólo me di un baño, me preparé un café porque hacía mucho frío y me dispuse a dormir, ella me preguntó si no iba a dormir a su lado y le dije que no... La pobre no tenía ni idea de lo enojado que estaba o si lo sabia pero no hasta que punto... al final la miré y me volví a perder en sus ojos, así que ya ni en mi mismo podía confiar, como la vez anterior la deje despertar sin mi y no saben la fuerza de voluntad que se requiere para dejar a esa mujer durmiendo plácidamente sin correr a abrazarla, a protegerla, a mimarla...

Todo hasta ese momento iba muy bien, pero no todo puede ser bello y hermoso... En su vida existía alguien... un amor frustrado le digo yo. Ella vivía diciéndome que no iba a pasar nada con esa persona pero sus reacciones, sus acciones y su comportamiento no me decían lo mismo... Ella seguía sintiendo cosas por él y él por ella, dejando claro que él se buscó una novia para sacarse de la mente a mi niña de los ojos claros... Así que una noche me puse a pensar que no podía arriesgar mi soltería, mi paz, mi tranquilidad por alguien que aún sentía algo por ese amor frustrado, así que cortesía de dos clases de ron que me tomé esa noche le escribí que arreglara su asunto con ese chamo porque por más que a mi ella me encante y me vuelva loco el corazón cuando la veo no puedo estar desconfiando de lo que dice sentir por mi cuando le molesta la novia del chamo, es decir, si no sientes nada y todo esta bien porque nunca podrán ser nada, ¿Por qué te molesta tanto esa mujer? SUPERALO y sigue, sólo que dices haberlo superado pero no veo que así sea. Después de ahí decidí alejarme de su lado, era lo mejor, y a mi huir, me queda de maravilla, pero sentí que ella necesitaba una explicación, no me gustó darla, pero ella la merecía, así que le dije lo que pensaba y después de todo me dijo que lo pensara, que si acaso a mi no me importaba lo que ella pensaba y con todo el dolor de mi alma le dije que no me importaba lo que ella pensaba, que me importaba yo misma y no podía estar en medio de ese amor... 

Yo no podía competir, porque yo apuesto cuando se que voy a ganar, sino no apuesto y en esto preferí no apostar y retirarme, porque prefiero frenar en quinta y joder la caja del carro que chocar de frente contra una pared, siento que en la primera opción va a doler menos. 

Ella me volvió a repetir que lo pensara... 




y ya lo pensé.

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