Las estrelladas.

Pocas veces me siento a escribir directamente en el computador, me parece mejor desahogarme en un cuaderno pero tengo tantas cosas adentro que preferí hacer pagar al teclado que a un pobre bolígrafo que sólo fue diseñado para crear historias bonitas, quizás de amor o de desamor...

Estoy en un momento cruel de mi vida, donde no quiero arriesgar nada, no se si me explique, pero me aterra caer, porque sé como es la caída, sé lo que duele, lo que dura en sanar... Sé lo jodido que es salir del hueco, sé que no es simple hacer como si nada, y me gustaría ayudar a quien al igual que yo en su momento, está a nada de meter la pata, pero la pequeña voz de mi conciencia me dijo: 

-"No, no puedes, deja que se caigan, deja que toquen fondo, que se jodan, deja que aprendan de sus propios errores, deja que se estrellen"

Le dije que creía que no era lo correcto, que lo mejor era frenarlos antes de que caigan y con esa sonrisa irónica habló: 

-"De verdad crees que serás la amiga genial que los ayuda (?). ¡NO!, serás la que le mete ideas en la cabeza a esa persona para que no pueda vivir su historia de amor. Deja que hagan lo que desean. Apóyalos así no compartas su opinión, total, no es tu vida y no debería ser tu problema"

Sólo podía pensar: -"Pero ¿qué clase de amiga sería si no les prevengo?. Sin embargo, mi conciencia tenía un punto, o quizás varios... Por más que yo quisiera evitar una caída inminente, esa persona igualmente haría lo que desea y cuando pasara lo que yo ya había previsto, llegarían a mis brazos, dándome toda la razón cuando yo en ese momento lo que menos voy a desear es tener la razón, lo que si voy a desear es poder saber pegar pieza por pieza su lastimado corazón y tendré la certeza de que por más que pegue con dedicación cada pedacito, la persona no será la misma, porque yo después de golpes tan fuertes, cambié, me volví así, "amargada" según mi hermana, "cerrada" según mi ex mejor amiga, "precavida"...según yo.