Cuatro años.

Nunca me pareció relevante devolver una llamada, inclusive me pareció irrelevante realizar una. Nos despedimos hace cuatro años, fue el mejor adiós de mi vida. Me sentía libre, en cualquier sentido de la palabra. Le vi partir como a eso de las 5 de la tarde, quería corroborar que se iría así que fui a su encuentro en la terminal de trenes, estaba rodeada de familiares, amigos, el idiota que me caía mal porque quería meterse entre sus piernas y estaba yo, del otro lado del vidrio observando la escena porque a mi no me dejaron pasar, así que por unos instantes la observaba, lo estaba pasando mal, nunca le vi así, tan vulnerable. Recuerdo que cuando me contó de sus planes me reí de lo absurdo que sonaba todo en sus labios, jamás creí que se marcharía, en realidad no le creí capaz de moverse siquiera del estado y resulta que para mi asombro no sólo se mudo de estado, sino también de país, fui un idiota al creer que la tenía colgando de mi mano, ella me enseñó que podía cambiar el libreto con sólo un par de decisiones, porque así era ella, una caja de sorpresas, porque se arriesgaba, porque era el mejor ejemplo de paciencia y también demostraba que si se cansaba sólo se iba, así, sin más, como ahora. 

Bien, dejando claro como hemos llegado a este punto, antes de partir y de verla en la terminal de trenes, le prometí que la llamaría pero fue lo que menos hice; al día siguiente de su partida, encontré un par de piernas que no me volvían loco pero que calentaban mi pantalón así que como buen caballero y ya sin princesa en la torre a quien rescatar, fui a pasar una noche diferente, y sé que la chica que partió no pasó más por mi cabeza, tuve innumerables amores de una noche, bebí y me divertí hasta que no quedó nada de lo que reírse. Pasaron los años y fui madurando o eso es lo que me repito todo el tiempo, pero ahora veo a una chica y espero que por lo menos así como es de bonita por fuera tenga algo bueno dentro de su cabeza, pocas han cumplido con la expectativa o en todo caso me quieren como amigo, como si yo quisiera ser su amigo, pero no es algo que quiera hablar ahorita. Lo cierto del caso es que me centre en llevar un equilibrio entre mis estudios, mis hobbies, y mi vida amorosa, aunque ésta última no tenía equilibrio desde hace muchísimo tiempo. 

Ya me había dado por vencido, había llegado a la conclusión de que el amor era para todo el mundo, menos para mi, hasta ese día... Debo empezar diciendo que yo no quería ir, vivo todas las semanas del mes alardeando de mi buen gusto musical para terminar perreando intensamente con un reggaetón un sábado en la noche, pero mis amigos insistieron que querían pasar un día diferente y cuando me dicen "diferente" lo asocio con comer brownies mágicos en una plaza pero al parecer mi diferente no es igual al suyo, el punto fue que llegué al lugar con mi mejor cara de: "odio estar aquí". Muchas chicas pasaron a mi lado sonriendo, queriendo algún indicio de mi parte de que estaba interesado, pero no lo estaba, quería que las horas pasaran rápido para irme. Tras cada "éxito" musical más quería largarme, sin embargo, un par de pequeñas piernas llamaron mi atención y es que ya yo había visto esas piernas, ella cargaba una falda negra junto a una blusa azul y unos tacones, pero había algo en esa chica que se me hacía familiar, tenía que verla de frente, tenía que quitarme la sensación de que me estaba perdiendo de algo. Le dije a mis amigos que compraría algo de beber pero la chica de las piernas bonitas no estaba por ahí, por lo que compre algo y me di a la tarea de encontrarla, si tenía que recorrer todo el lugar, lo haría, ella había convertido mi noche en algo más divertido de lo que pensaba, le di la vuelta al lugar, dos veces y ella no estaba, lo cual hacia que mi paciencia se evaporara lentamente por lo que le comente mi angustia a mis amigos y todos dijeron, "si no esta afuera, debe estar dentro" sentí que hablaban un idioma que yo desconocía y antes de preguntar ellos captaron que yo no había entendido y me explicaron que existía un lugar más cerrado que de seguro no había visitado, de inmediato fui y adivinen: ¡Ahí estaba!. Lo supe porque sus caderas me dieron la bienvenida al lugar, y bueno, ya la había encontrado, ahora ¿cómo me le acercaba? 

Justo cuando tengo la idea perfecta para acercarme un hombre le dice algo en el oído y empiezan a bailar, no me gustó como las manos del tipo bajaron directamente a las caderas de la chica de las piernas bonitas, ella tomaba distancia siempre que podía, era muy cuidadosa con sus movimientos desde que él comenzó a bailar con ella. Cuando la canción termina la chica de las piernas bonitas se gira un poco, le sonríe, le dice algo y voltea hacia donde yo estoy, al verla de frente me doy cuenta porque sus lindas piernas me parecían conocidas, ella era la muchacha a la que prometí llamar 4 años antes en la terminal de trenes, cuatro años que marcaron la diferencia en cualquier sentido de la palabra. Su rostro se veía exactamente igual a como recordaba, su cuerpo en cambio se veía diferente, había hecho ejercicios, se le veía más delgada pero a su vez estaba tonificada, era hermosa y ahora, como si fuera poco, estaba buena. Por los pocos segundos que dejó su mirada en mí, pude deducir que no me recordaba, lo cual me molestó, no es que yo haya llamado pero ella era la que estaba enamorada de mi y sin embargo, yo la recordaba. Con un sin fin de pensamientos no sé como al pasar a mi lado la tomé del brazo, ella giró, se me quedó mirando y dije lo primero que me pasó por la mente: -¿Bailamos? esperé a que se negara, pero para mi suerte, ella accedió, el Dj en ese momento colocó una canción que encajaba en la situación, no recuerdo la letra pero sé que era sensual y ella bailándola era aún más sensual. Como no pude esperar, estando ella de espaldas me acerque a su oído y le dije: "No puedo creer que no te acuerdes de mi, desde que te vi hace una hora no he parado de buscarte, no sabía que eras tú, estás hermosa". Ella se puso frente a mi, tan cerca que podía besarme si quería, pero al parecer, no quería. Me dijo: "Me acuerdo perfectamente de ti, quedaste en llamar y nunca pasó". No se me ocurrió nada, así que seguí bailando, dos canciones después, el tipo con el que bailó antes se acercó y me dijo: "Pana, ¿me la prestas?", a ella se le iluminó el rostro cuando lo vió y nos presentó: Amor, -y yo pensando que se refería a mi- él es un viejo amigo, tuvimos algo hace un par de años, yo te hable de él, ¿lo recuerdas?. A él no le afectó en lo más mínimo las palabras que mi ahora ex chica le había dicho, como si nada, me estrechó la mano y dijo: "Un placer, pana, yo soy su novio", yo sólo pude devolverle el apretón de manos porque ninguna palabra salía a defenderme cuando más lo necesitaba. El "pana" le dijo que iría por un par de bebidas y ella le sonrió, dejándonos solos. Yo estaba molesto porque tenía novio, porque no era yo y porque no se me había ocurrido llamarla. Ella me dijo: "Eres como un libro abierto, no me vengas a decir que estas molesto porque no tienes ningún derecho, esperé por esa llamada, te dí 365 días para que marcaras y como no ocurrió, decidí seguir, concentrarme en mis metas, proyectos y bueno, él llegó. Quería encontrarte, pedirte una explicación pero luego, dejaste de hacerme falta, deje de extrañarte y ya no llenaste mis pensamientos, de verdad lo siento, pero tu siempre lo has sabido, pierdes a las chicas por ser demasiado idiota, por no darle importancia a lo que realmente es importante". Su novio llegó, ella colocó la mejor de sus sonrisas, se acercó a mi oído y sólo dijo: "Tendrás siempre un lugar importante en mi vida, no voy a olvidarte jamás, cuídate mucho y no te quedes con esos "que hubiese pasado sí" porque la vida hoy te ha dado una lección, si hubieses hecho esa llamada, ahorita quien estuviera de la mano conmigo serías tú y no él". Así sin más, se marchó.

Comentarios

Entradas populares