Aquella tarde.

Él de alguna manera llegó a aquel lugar sin querer; ella lo frecuentaba siempre; pedía su jugo de durazno y se sentaba en la última mesa de la cafetería a leer un libro cada viernes, era muy puntual pues odiaba retrasar el encuentro entre Santiago y Fátima (los protagonistas del libro), nada podía distraerla, hasta que un chico alto, blanco, con el rostro extremadamente familiar interrumpió su lectura... (¿Quién era? -pensó-), él leyó su expresión en la cara y
le dijo:
 -¿No me recuerdas?
Ella respondió:
-¡Lo siento!, no.
-Solía ser el amor de tu vida...
-(Risas) ¿Eres Ricardo?
-Si, soy yo.

Y así comenzó aquella conversación, habían pasado años, muchos años, 7 para ser específica...

(¡Vaya, que hermosa está!) ¿Cómo te encuentras?,
(¡Se acordó de mi, no me ha olvidado!) Muy bien, gracias.

Se dió cuenta que su comportamiento había cambiado, no era esa adolescente de 17, 18 años... Era adulta. Retrocedieron el tiempo en cuestión de segundos y recordaron todo el pasado con lujo de detalles, hasta que cayeron en un tema que para ambos había quedado clausurado aquella noche en el mes del amor; algo llamado 'Nosotros'. Preguntas tontas invadieron de nuevo sus mentes pero al unísono preguntaron: ¿Qué nos pasó?... Y la única respuesta que hubo fue un silencio ensordecedor...

 El 24 de febrero ambos gritaron con lágrimas lo que sentían, pero ella quería ir en busca de su sueño y él se quedó ahí parado sin decir una palabra... Ocultaron sentimientos tras sonrisas vacías, no sufrían de insomnio simplemente habían noches donde no podían dormir y dejaron los días pasar, hasta que esos días se convirtieron en años... El jugo se calentó, los minutos pasaban volando a su lado... Cambiaron el tema para no buscar culpables, para dejar muerto, lo que estaba muerto. Ella le preguntó por su pareja ( Y pensó que le diría: No tengo); y éste respondió: Ella es hermosa, la conocí hace poco, tenemos gustos en común... (Pero jamás será como tú, y por más que intente buscarte en otros brazos no te podré encontrar) ¿Y el tuyo?: (Ojalá no tenga)... Está muy bien, debe andar trabajando, lo conocí hace tiempo, es agradable y lo quiero. (Aunque no se parece a ti en lo más mínimo y jamás me ha hecho sonreír como tú lo haces)

Ambos intentaban exhibir a sus parejas como un objeto que estaba en venta, y aunque él nunca, nunca, NUNCA, iba a dar su brazo a torcer moría si la veía en otros brazos pues ningún hombre la entendería como él sabía hacerlo. Ella por su parte prometió no pensar más en aquel muchacho, seguir su vida y ser feliz, pero durante tanto tiempo no lo había sido... No encontraba motivo alguno para decir ¡SOY FELIZ! pues él era el motivo...

El sol se ocultó, la noche llegó, la cafetería aún no cerraba y la conversación apenas empezaba... Ricardo quería otro chance y muy en el fondo ella también pero, ¿Valía la pena? ¿Serían ambos capaces de dejar sus vidas por un encuentro casual? -Sí -pensaron-...

Ésta oportunidad fue la que los dos cada noche pedía; 'Volver a verlo/a' y se cumplió, ahora les tocaba disfrutar de las cosas que se perdieron todo ese tiempo, de demostrarse el amor que habían guardado y de continuar con sus vidas como si nada nunca hubiese pasado...



P.D. Sí, así hubiese sido su encuentro, sí él no la hubiese olvidado el día de su partida, tal vez junto a ella seguiría.

Comentarios

Entradas populares